lunes, 14 de noviembre de 2011

MEMORIA VIAJE A VÉLZ RUBIO-VÉLEZ BLANCO


MEMORIA DEL VIAJE LLEVADO A EFECTO POR LOS AMIGOS DE LA TORRE A VÉLEZ RUBIO Y VÉLEZ BLANCO, EL PASADO DÍA 8 DE OCTUBRE 2011


Las 8/30h. del sábado 8 de octubre, 2011 el autobús de la empresa Torre Alta que habitualmente hace nuestros desplazamientos, sale de la Plaza del Ayuntamiento hacia el Barrio del Carmen donde esperan varios socios para unirse a la expedición, que en su 34 edición viaje a la Comarca de los Vélez en la provincia de Almería, a tal fin, tomamos la Autovía del Mediterráneo y tras una hora de recorrido, paramos para desayunar en el Area de Servicio MANZANIL, en las proximidades de Puerto Lumbreras. Transcurridos treinta minutos reanudamos el viaje y ya entrados en la Autovía de Andalucía, la azafata Carolina Cano da a conocer el programa redactado por la Coordinación de actividades referido a monumentos y lugares de índole cultural que vamos a conocer y visitar, sin faltar naturalmente, una alusión al Hotel Zurich donde teníamos concertada la comida de mediodía. A las 10/30h.llegamos a Vélez Rubio y contactamos con Rubén, guía de turismo, que a lo largo de todo el día permanecería con nosotros proporcionándonos información puntual y rigurosa de todo aquello que deseábamos conocer y saber de ambas poblaciones y correspondientes municipios, que juntamente con los de María y Chirivel componen el actual Parque Natural de Sierra María-Los Vélez. Toda esta comarca se convirtió durante el siglo XIII en tierra de frontera entre el Reino de Granada y el Reino de Castilla al que pertenecía Murcia, de ahí la proliferación de fortalezas y torres de vigilancia. Los asentamientos humanos eran escasos, los más importantes se encontraban en Velad al Abyadh (Tierra Blanca) ahora Vélez Blanco y Velad al Ahmar (Tierra Roja) actual Vélez Rubio.
Y bien, sigamos con el itinerario del viaje, dejamos Vélez Rubio y mientras coronábamos las pendientes y curvas de esta empinada ruta, Rubén nos fue explicando la abundancia de aguas subterráneas existentes en un macizo montañoso que se hallaba
a nuestra izquierda, el Maimón, que no sólo suministra un caudal abundante y más que suficiente para el consumo humano de las cuatro poblaciones, sino que en otras épocas remotas proporcionaba la energía motriz necesaria para el funcionamiento de los molinos harineros de la zona e incluso todavía sobra agua para el regadío de pequeñas huertas que contrastan con la aridez y sequedad de los terrenos próximos sumidos en un área territorial que caracteriza a gran parte de la extensión superficial de la provincia de Almería. Finalmente, llegamos al término o límite del viaje, Vélez Blanco, a 1071m. de altitud y al amparo del Monte Maimón. Sus orígenes se remontan a la época ibérica. Los primeros pobladores levantaron sus viviendas en el Cerro del Castillo, lugar estratégico elegido por sus condiciones defensivas. También los romanos y los árabes construyeron una fortaleza y acabada la Reconquista, don Pedro Fajardo, Marqués de los Vélez, levantó su precioso castillo-palacio, como residencia y sede del Marquesado.
De ahí, que desde el punto de vista histórico Vélez Blanco fue la población de mayor entidad e importancia de la Comarca de Los Vélez, o sea, superior a Vélez Rubio, Chirivel y María.
Las obras del Castillo fueron realizadas por artistas italianos entre 1505 y 1515, estando considerado como uno de los monumentos más bellos del Renacimiento, declarado Patrimonio histórico artístico en el año 1931. Desde luego, la estampa o silueta de dicha fortaleza, erigida en la cima de un cerro serrano, es impresionante y cautivadora por su singular atractivo monumental. Posee una serie de torres almenadas en buen estado de conservación y entre ellas sobresale la gran torre del homenaje. Visitamos la planta baja a la que se accede desde un patio amurallado a través de una amplia rampa escalonada, pero sus dependencias interiores están vacías, ya que el patio de honor que era la joya del castillo por sus mármoles de Macael, adornos y decorados fueron sacados y se encuentran actualmente en el Museo Metropolitano de Nueva York. Visto todo lo que es posible conocer, emprendimos la salida no sin antes dar un repaso a la tienda de objetos de regalo, iniciando el descenso hacia el pueblo, para acortar distancia, por un
sendero escabroso y de acusada pendiente que discurre por la ladera donde se ubicaría el asentamiento vecinal más antiguo y la iglesia de Santa María Magdalena, actualmente en estado ruinoso, continuándose dicho núcleo de población con el resto de la villa de aspecto típicamente andaluz por el color blanco de todas sus construcciones y viviendas haciendo honor, en este caso particular, al significado del topónimo árabe “Tierra blanca”, que igualmente es el color de la masa terrosa que cubre el suelo de los campos. A mitad del sendero de bajada y ya en la confluencia con la zona habitada nos encontramos una gran fuente de cinco caños que de forma constante y libre arrojan una cantidad de agua potable realmente espectacular. Es tal el caudal que vierte, que conducido en un tramo de forma subterránea, aflora en superficie más abajo dando lugar a arroyos y barranqueras con bosque de arbolado de rivera y plantas acuáticas que originan enclaves paradisíacos aptos para el paseo o tránsito de personas. Otras fuentes existentes en el pueblo en las mismas condiciones de acceso al público, varios caños de agua sin control de grifos y perfectamente revestidas de azulejos y limpias son: la de la Novia, la del Mesón, la de la Plaza y la de Caravaca, todas ellas alimentadas de las claras y frescas corrientes que bajan desde el Monte Maimón.
Po último, llegamos a lo que se podría considerar como Calle Mayor, ancha vía urbana de más de 500m. de longitud y de trazado horizontal donde se encuentran los establecimientos comerciales, restaurantes, bares, cajas de ahorro, casa señoriales, Consultorio de Salud, Ayuntamiento y la Iglesia Parroquial dedicada a Santiago apóstol levantada también iniciativa del primer Marqués de los Vélez en 1515, con artesonado mudéjar y declarado Bien de Interés Cultural. Al final de dicha arteria de halla el cuartel de la Guardia Civil y muy cerca, en la Plaza San Lázaro está el Centro de Visitantes, antiguo Silo del trigo convertido en Museo Etnológico en cuyas salas y por medio de paneles y expositores conteniendo objetos y fotografías muestran lo más significativo del pasado de Vélez Blanco. Siendo las 13.30h. la azafata Carolina Cano da por finalizado el programa de visitas y seguidamente nos marchamos hacia el autobús
aparcado en una calle próxima a la Iglesia Convento de San Luis, del siglo XVI y levantada a instancias del Segundo Marqués de los Vélez, Don Luis Fajardo, y ofrecida posteriormente a una comunidad de Franciscanos.
Ahora tocaba dedicar las horas restantes del viaje a visitar Vélez Rubio. Si Vélez Blanco fue durante siglos, es decir, hasta la abolición definitiva del régimen feudal en 1837, el municipio de mayor relevancia de la Comarca como sede del marquesado de los Vélez, en la actualidad, Vélez Rubio, con un censo próximo a 7000 habitantes, es la ciudad moderna y también señorial, centro comercial de la zona y enclave de servicios públicos y privados, con amplias y modernas avenidas, buena edificación y el movimiento que genera su situación en relación a su lugar estratégico entre las provincias de Murcia y Granada.
Bien, dejando Vélez Blanco, nos marchamos directamente hacia el Polígono Industrial de Vélez Rubio para visitar una empresa de cárnicas de cerdo. Nos recibió muy amablemente un señor joven, gerente de la factoría, que tras saludarnos y darnos una breve explicación sobre los orígenes de la Empresa, que nació como un negocio familiar, nos fue mostr ando las distintas instalaciones dispuestas para la elaboración de toda clase de productos y finalmente, nos ofreció una abundantísima degustación a base de jamón, lomo y demás embutidos de la casa.
Eran las 14/30h. y debíamos retirarnos por ser la hora prevista para tomar la comida en el Hotel-Restaurante Zurich situado en el sitio más céntrico del pueblo, o sea, la plaza de encuentro entre la Avenida de Andalucía y el Paseo de la Libertad. Comimos perfectamente, descansamos y a las 16/30h. a instancias de Rubén iniciamos nuevamente el recorrido bajo un sol abrasador que nos obligaba a ir buscando espacios en sombra. Nos dirigimos en principio hacia la Plaza Mayor ubicada en una colina desde donde se domina todo el núcleo urbano y en cuyo ensanche se encuentra el Ayuntamiento y la Iglesia Parroquial de la Encarnación levantada durante el siglo XVIII y por ello con fundamentos y líneas clásicas del barroco. La fachada representa un
retablo en piedra coronado por dos preciosas torres con el cuerpo superior octogonal y su interior se compone de tres grandes naves en forma de cruz latina y un altar mayor con retablo barroco tallado en madera sin cromar, en cuyo camarín se encuentra la imagen de la Virgen en el momento de la Encarnación. A la salida bajamos por una serie de calles hasta llegar a la Carrera del Carmen, arteria ésta larga y de gran movimiento urbano y de vehículos donde juntamente a enormes mansiones señoriales de dos y tres pisos con puertas macizas de madera, soberbios balcones y ventanales con forjas caprichosas de hierro, se hallan construcciones modernas y casa de tipo vecinal. En dicha Carrera está el antiguo Hospital Real, del siglo XVIII en la actualidad, Departamento de Ofician de Turismo y sede del Museo Comarcal Miguel Guirao con patio porticado, tres pisos y multitud de salas con artesonado de madera y vitrinas de cristal conteniendo todos los materiales perfectamente clasificados y distribuidos con arreglo a su aparición y funcionalidad en el tiempo correspondiente.
Con esta visita dimos por terminada nuestra estancia en Vélez Rubio y a las 18/15h. nos despedimos de Rubén, y subimos al autobús con rumbo a Alguazas, donde llegamos a las 19/30h.
Impresión generalizada de todos, magnífico viaje de excursión y de convivencia asociativa.

Antonio Matencio Orts